José Luis -podía ser su nombre- se dirigía como cada mañana a su trabajo de zapatero, zapatero remendón, un pequeño negocio que heredó de su padre de quién también aprendió el oficio. De camino saludó como siempre a su amigo Miguel, quiosquero y se desearon salud, la lotería les había vuelto a pasar de largo. Saludo a Pepe el barrendero, en su cara se le dibuja la felicidad, es abuelo desde hace poco y espera ansioso su jubilación y a María, la panadera, coqueta ella donde las haya, le gustaría tener siempre el pelo teñido de rubio intenso, pero… para que me voy a arreglar estos pelos –se dice con frecuencia- si de aquí no salgo. Hasta hace poco tenía una dependienta pero se la llevó la crisis.
Entró en el bar del “centro” para tomarse el cortado como cada mañana, las risas en la barra eran provocadas por los comentarios del arrogante Mou. En la portada del periódico, los resultados de las últimas encuestas electorales que dan como ganadora a la derecha y en la televisión, comentaban algo sobre el mensaje de Navidad pronunciado por el Rey. Al terminar, pago su consumición y a su memoria vino el recuerdo de los tiempos de la peseta, cuando el cortado costaba 110 y no 1’10 € que aunque parezca no es lo mismo.
Al salir a la calle, se detuvo para respirar profundamente y dejarse acariciar por el frescor de la mañana, el azul del cielo era profundo de tan limpio. Bonita mañana –se dijo- miro su reloj y decidió dirigirse caminado hasta su trabajo, mientras lo hacía, olvidaba al presentador de TV y sus comentarios sobre la productividad y la competitividad, complicados conceptos que mantenían a María en su panadería y la privaban de acudir a la peluquería cuando ella quería.
Caminaba y recordaba los momentos pasados jugando con sus hijos. Pensaba en las Fiestas de Navidad y en las anécdotas de la familia, en los vinitos con los amigos, en los paseos con su esposa por la ciudad, por la montaña y cuando se podía por la playa, en su trabajo y en sus zapatos. Los productos made in China no ayudan pero, sí llegamos a final de mes… ¿por qué tanto esfuerzo en situar la economía española en el pelotón de cabeza mundial? caminaba y pensaba, ¿no debería el Rey pronunciarse destacando otros valores? menos ambición, sueldos más modestos, un mejor reparto del trabajo, al fin y al cabo, ¿qué necesidad hay de apoyar a las finanzas? Y la vida, la vida solo se vive una vez
1 comentario:
Sí señor. Lo que pasa es que otros valores no les interesan... les interesa su sueldo, sus ganancias... lo demás les da igual. Justificada queja.
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