Obediencia política
La parroquia del PP demostró un vez más en el Parlamento,
su falta de sensibilidad aplaudiendo la intervención de su líder mientras este
anunciaba los mayores recortes de la democracia española. Obedientes e
incapaces de comprender lo anunciado por su líder, aplauden incansables.
Algunos, insatisfechos con su deshonesto comportamiento, ansiosos por demostrar
su incondicional fidelidad al partido, son capaces de gritar en voz alta cosas
como…”que se jodan”.
Cinismo político
El ministro Cristóbal Montoro es incapaz de reprimir su
cínica sonrisa mientras explica porque los ciudadanos anónimos tenemos que
pagar los excesos cometidos por otros con nombre, renombre, pedigrí he incluso de regio
abolengo. El incomprensible comportamiento del ministro Montoro choca con las
lagrimas derramadas por su homologa italiana Elsa Fornero mientras anunciaba
los recortes decididos por su gobierno.
Mediocridad
política
La mediocridad política llega al extremo de proponer a Oriol
Pujol como encargado para explicar en el Parlament que Convergencia no se ha
financiado ilícitamente a través del Palau de la Música o del Orfeó Català,
mientras el juez encarga a la Agencia Tributaria una investigación para que se aclare
la intervención de Oriol Pujol en las irregularidades cometidas en las
concesiones de licencias para la inspección técnica de vehículos, ITV.
Las listas cerradas con las que son elegidos nuestros
representantes políticos fomentan la obediencia, el cinismo y la mediocridad. La
coherencia, la participación ciudadana, la libertad para pensar han caído en el
olvido dentro de unas estructuras jerárquicas que prima el sí incondicional a
la personalidad individual. Mérito o dorar la píldora, tú eliges.