El 10 de mayo de 1933, hoy hace 75 años, los estudiantes nazis de la asociación de estudiantes alemanes dirigidos por Joseph Goebbels, en la entonces conocida como Opernplatz, protagonizaron uno de los actos más ignominiosos de la historia de la humanidad, la quema de más de 20.000 libros de 131 autores que componían la lista negra que confecciono el bibliotecario Wolfgang Hermann. Muchos fueron saqueados de la cercana Alte Bibliothek, que ahora es la Facultad de Derecho de la Humboldt. La hoy Bebelplatz recuerda este suceso con un discreto monumento. No está elevado sobre su superficie, sino bajo el nivel de la misma.
Un cristal translúcido pegado al pavimento permite ver una sala repleta de estanterías vacías. El autor, Micha Ullman, que lo ideó en el año 1995, incluyó unas premonitorias palabras del poeta judío alemán Heinrich Heine: "Allí donde ardan los libros, acabará por arder el pueblo". Por desgracia, Auschwitz le dio la razón.
El Ministerio de Cultura, el Instituto Cervantes de Berlín y la Fundación Tres Culturas, conmemoran la quema de libros llevada a cabo por el régimen nazi en la Bebelplatz.
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