domingo, 28 de diciembre de 2008

Suavidad infinita

La tarde era fría y lluviosa. Había oscurecido y mirando directamente a la luz de las farolas el agua parecía caer suave… “esto en la montaña es nieve”, caminaba con la cabeza gacha, me cruzaba con las personas sin prestarles demasiada atención, los zapatos mojados, la mano con la que sujetaba el paraguas helada, la otra; calentita en el bolsillo de mí gabán y las solapas alzadas para evitar que el frío se colara a través de mi cuello.

La luz blanca e intensa de su tienda me llamo la atención, alcé la vista un segundo y allí la vi, su figura delante del mostrador aparecía turgente y cautivadora. Mi paso se detuvo al instante, nadie pareció percatarse de ello, mientras, yo, no podía separar mi vista de ella, mi mirada debía resultar intensa y brillante. La observé, miré su aspecto, su colorido, le dí un repaso de arriba a bajo, me recreé en todos sus encantos, en su fina figura, en todas sus curvas y vuelta a empezar.

Palpé el interior de mis bolsillos para estar seguro de estar preparado para una ocasión como aquella, las llaves del coche; las de casa; la cartera. Si, la cartera, conté los billetes con los dedos de la mano sin dejar de mirar hacia el interior de la tienda, uno, dos, tres… debían ser suficientes, así que no lo pensé más, entre. Al abrir la puerta me percaté de que sonaba una hermosa canción de Eartha Kitt “C’est Si Bon”, me acerque hacia el mostrador con seguridad, cuando llegue la cogí con energía, la acerque a mi cara, a mi cuello helado, a mi nariz e inspiré profundamente, en ese momento, al apreciar su intensa suavidad, mi cuerpo fue recorrido por un profundo estremecimiento, casi al instante mi temperatura corporal empezó a subir. Tomé aire nuevamente, cerré los ojos y sentí una calida sensación.

Le pregunte a la dependienta que precio tenía. Pague y no dejé que la envolviera, la puse sobre mi cuello. Fuera, en la calle, con ella puesta, mi paso era decidido, mi cabeza erguida, mi rostro sonriente. Era feliz, ya no me importaba el frío… había encontrado la bufanda de mis sueños.

Feliz día de los Santos Inocentes.


Eartha Kitt , desde la eternidad.

Dedico este post a Joana y está inspirado en el que ella escribió con el mismo nombre. Gracias Joana

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta. Ojalá todo el mundo tuviera esa sensibilidad para poder describir un objeto; por que si lo haces tan bien ,como lo harias sobre un mujer!!!!!.Me encanta. Tu cuñadita pequeña que te quiere. Anita.

Joana dijo...

Gràcies.... m'has posat vermella!
A mi m'agrada jugar amb les lletres, amb les paraules i també amb qui ho llegeix, és clar...
Un petonet enorme guapo!

Anónimo dijo...

ufff, ufffff, agua, k m kemo.

Anónimo dijo...

Sigue asi tienes tambien el don para escribir y expresarte escribiendo.A mas de uno le gustaria expresarse asi.Me ha gustado mucho,he disfrutado leyendolo.Pero quien es esta JOANA.Bueno guapo sigue asi ya sabes que para nosotros eres el mejor,un beso.Tu cuñadita grande.Juani.

Nahuel. dijo...

Increíble...me gustaría poder narrar algo tan simple y a la vez tan complicado, excelente, me quedé sin palabras.

Un saludo.

Toni Soler dijo...

Gracias por vuestros comentarios, solo he buscado una sonrisa en este mar de dificultades.

Anael cuando leo vuestros “post” yo también pienso… ¿cuando escribiré yo así?